Y con la tontería ya han pasado 72 amaneceres por su
ventana, atardeceres otros tantos, madrugadas de angustia y crepúsculos de
desolación. La esperanza volcada en un bote de batidos energéticos, la ilusión
en el deseo de volver a sentir la luz del sol en la piel, una luz que se apaga,
de mala gana y demasiado lentamente y
cada vez menos luz y cada vez mas impotencia y es entonces
cuando desea un camión, un disparo, lo que fuera, justo aquel día que comenzó
todo.
Gema.
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